viernes, 17 de marzo de 2017

Capitulo 2: "Quiero que trabajes para mi..."


Narra Malú:

-No –Decimos al unísono con Natalia.

Decido dejar el móvil sobre mi escritorio y tomar asiento.

-Un placer conocerla señorita Ferro, por favor, tome asiento – Dije intentando ocultar mi inseguridad.
-El placer es mío, señorita Sánchez –Dijo con una frialdad superior a la mía y eso me desconcertó.

Narra Natalia:
Esto tiene que ser una broma de mal gusto. ¿Cómo puede ser esto posible?

-Las dejo a solas –Dijo Andrea y se retiró.

Ella me mira de manera frívola y mueve entre sus dedos el bolígrafo.
Irrumpió el silencio y me contó todo de manera profesional.
Debía armar una coreografía a un grupo de bailarines, que además tenía que ponerlos yo, de mi propia academia. El precio por el trabajo era muy bueno. Acepte sin más. Fue profesional desde un comienzo, fue como si nunca antes hubiéramos hablado, ni nos hubiésemos conocido. Qué ironía de la vida, que mi novia actual tenga de jefa a quien fue mi ex, en mi adolescencia. No podía contarle esto a Andrea, más aún porque me contó que mantienen una excelente relación con Malú. Qué situación incómoda en la que me encuentro. Pero lo positivo de todo esto es que mi relación con Malú la tengo superada.


-¿Me ha comprendido señorita Ferro? –Dijo levantando sus cejas.
-Con claridad señorita Sánchez. Si me disculpa ahora mismo iré a seleccionar a mis mejores bailarines. –Dije sin más.

Narra Malú:
Si bien lo que he tenido con Natalia quedó en el pasado, debo aceptar que los años le han sentado muy bien. Lo nuestro fue superado para mí. Aunque me sorprendió mucho que mi mano derecha y gran amiga lleve de novia a mi ex… es algo raro. Contarle eso a Andrea sería fatal. Solo espero que esto haga que Andrea mejore mucho más su rendimiento.

Pasaron los días y el vídeo fue un éxito. Hicimos una reunión con gente de la discográfica y en determinado momento veo que Andrea y Natalia estaban hablando muy cómplices. Me acerco.

-Andrea te felicito una vez más por salvar a esta discográfica al convocar a una excelente coreógrafa.

Natalia me mira sin entender nada.

-Por cierto, Natalia, ven a mi oficina que debo entregarte unos papeles.

Narra Natalia:
Una vez dentro, sin mirarme, me entrega una carpeta. Era un contrato para trabajar para su discográfica por tres años.

-Era solo una participación para este video, esto es… -Me interrumpe.
-Quiero que trabajes para mi empresa. Como sabrás, mi empresa cuenta con personas eficaces y tú serías una pieza fundamental en mi equipo.
-No creo que sea buena idea… Porque yo… -Vuelve a interrumpir.
-¿Tienes que regresar a Italia? –Pregunta- No hay problema, podrás estar allí y cuando se requiera de tus habilidades te llamaremos. Tienes libertad de acción. Piénsalo, tienes hasta tres días para pensarlo.

Suspiro tranquilamente mientras que camino hacia la puerta para poder marcharme y pensar con claridad.

-Por cierto...- Dice tras mi espalda- Esta tarde me gustaría ver la coreografía que estas montando para el nuevo vídeo. A las 17:00 estaré allí.
-¿Es una orden? -Pregunto con guasa. Y la miro. Por supuesto que es una orden. Ella no pregunta, ni se preocupa por nadie. Nunca cambiará.
-Sí. A las 17:00. –Suelta escribiendo algo sin mirarme.

Salgo todo lo rápido que puedo de su despacho y voy directa a mi coche. No me despido de Andrea y ni me preocupo de despedirme del resto de mis compañeros. Cuando alcanzo mi coche subo en el. Lo primero que hago es encender la radio. Cadena Dial siempre es una buena opción para poder cantar bien fuerte y poder soltar toda la tensión acumulada en mi cuerpo.
Cuando llego a casa lo primero que hago es recogerme el pelo, tumbarme en el sofá y pedir una pizza. ¡Nada de cocinar hoy!
Con mis manos tras mi nuca, cierro los ojos e intento recordar cuando fue la última vez que baile frente a Malú.

  • ·        Años atrás…

El reflejo de los espejos me daba la imagen de una Malú observadora. Podía ver cómo me seguía con la mirada y como se movía nerviosa en su asiento.

La sala estaba vacía con una luz que apenas iluminaba. Quizás eso hacía que este momento fuera más especial.


-¿Sabes una cosa?- Dijo mientras se levantaba de su asiento- Tengo la novia más sexy que hay en este planeta.

Su comentario hizo que mis mejillas enrojecieran.
Caminó hacia mí con una sonrisa divertida. Cuando llegó a mi altura, tendió su mano y agachó un poco su cuerpo.

-Señorita, ¿me concede este baile?

Como una tonta tomé su mano.
Dejé que fuera ella la que tomara el control. Sabía que eso le gustaba, y para que mentir, a mí también.
Sus manos se colocaron en mi cintura y las mías en su cuello. Nos movíamos lentas, sin prisa. El contacto con ella siempre fue peligroso. Siempre supe lo que ella provoca en mí.




Narra Malú:
Puñeteros papeles que me llevaron casi todo el día, apenas tuve un tiempo para pasar por el gym y cumplir mi rutina, y son las 16:40 pm. Joer, no me da tiempo ir hasta a mi casa a ducharme e ir a la oficina. El gym a donde voy queda a unas manzanas de mi oficina.

Pienso dentro del coche, ¿Qué hago? ¿Voy así? ¿Sudadera, leggins, moño y zapatillas? Vamos, nunca antes había ido a mi oficina así, pero esta vez, lo hare. Porque soy una enferma de la puntualidad, y solo es para ver la coreografía de mi… de Natalia.

Pongo la radio y suena esa canción que tanto me gusta, “Heaven” de Brian Adams, esa canción me recordó a la última vez que Natalia bailo para mí. Estoy esperando en un semáforo en rojo, y trago saliva, al escuchar el estribillo de la canción. Mis dedos parecen palillos golpeando el volante, al ver que el semáforo no cambia a verde.
Miro por la ventanilla y veo cruzar su coche, iba a mi edificio. Puntual, vaya que cambio, antes no era para nada puntual.

Llego y busco donde aparcar.

-¿Esto es broma? –Digo hablando sola-¿El único espacio libre es al lado de su coche? –Siento un poco de nervios.- No seas gilipollas Malú. –Solté suspirando y bajando del coche.

Ingreso al edificio e ingreso a mi oficina, y entra a mi oficina Andrea.

-Buenas tardes Malú. Llego esto para ti –Dijo dejando un sobre en mi escritorio.
-Bueno, muchas gracias Andrea.
-Por cierto habíamos quedado en ir juntas como siempre al gym. –Dijo al pasar.
-¿Y ahora debo darte explicaciones de porque cambio mis horarios? –Dije sin pensar y rápido me di cuenta de mi tono de borde.

Ella me miro sorprendida. Nunca le había respondido de esa manera, y yo no sabía dónde meterme.

-Disculpa yo… -La interrumpí.
-Discúlpame Andrea, no quise contestarte así. Solo que hoy llevo un día fatal y sin tener porque me lo estoy cargando contigo –Dije acercándome.
-Tranquila, te entiendo. Y es verdad no tienes que darme explicaciones. –Sonrío- Por cierto ¿vas a necesitar algo más?
-No, puedes retirarte. Tomate toda la tarde. –Dije intentando remediar mi actitud de hace minutos.
-Vale. Muchas gracias y que el día mejore.

Soltó al salir de mi oficina. Y ahora llego el momento, me dirijo hacia el salón de ensayo que hay dentro del edificio, y allí estaba Natalia, estirando sus músculos y nunca se percató de mi presencia. Hasta que cerré la puerta fuerte.

-Joder, que susto –Dijo sin más y me daban ganas de reír. Ella tan sincera, como siempre.
-Disculpa, no quise… -¿Me estoy disculpando? ¿Dónde quedo la Malú fría?
-Ya… Estaba distraída.

Cogió la Apple y selecciono la canción, tome asiento a un costado. Los espejos de la sala, la música, ella explicándome de que trata el baile, y comenzando la danza… Madre mía, todo es como aquella vez, ¿Qué me está sucediendo? Vienen escenas a mi cabeza de aquella vez, la ultima vez que bailo para mí.

  • ·        Varios años atrás…

La veía bailar y me acerque, la invite a bailar. Puse mis manos en su cintura y ella sus brazos en mi cuello. Bailábamos lento, suave y sin dejar de mirarnos. Sonreíamos, solo oíamos la música de fondo, sus ojillos brillan tanto que me dejan ciega. En un momento su mirada cae en mis labios y vuelve a subirla a mis ojos.

-Cariño… Te quiero… -Solté acariciando sus labios con los míos y la bese-

Narra Natalia:
Me extraña que desde que tomó asiento, Malú no ha formulado palabra. Y lo que más me sorprendió es que viniera así vestida, deportiva.
Comencé a bailar y no puedo evitar sentir su mirada en mí. No me corto, la miro cada tanto, cuando bailo me siento la mujer más segura del mundo. Me dejo llevar por la música y me luzco delante de ella. Y al cruzar un instante su mirada con la mía, no pude evitar recordar aquella vez que bailamos juntas.

  • ·        Años atrás…

Me beso, y correspondí a ese beso tan tierno. Sonreímos a mitad del beso.

-Te quiero mucho Malú –Le dije acariciando su mejilla. Ella sonrío.

Intento decir algo pero la calle de un beso más intenso, con más deseo, sentí como sus manos acariciaban mi cintura con más presión si cabe. Mi mano tomo su nuca con suavidad e intensifique aquel momento. En un instante dejamos de besarnos y quedamos mirándonos, con la respiración sobre saltada. Baje mi dedo índice,  por su cuello, suavemente, hasta llegar al escote de su blusa y sentir su corazón galopar.

-Señorita Ferro… Si continua no me hago responsable de lo que hare. –Suelta sonriendo agitada.
-Señorita Sánchez, no se engañe, sus ojos me piden a gritos que continúe… -Dije desprendiendo el primer botón, y cerro sus ojos.

Y  recordando ese maravilloso momento, termine de bailar la coreografía.
Me incorporo y levanto la mirada y ella estaba observándome atónita. Faltaba poco para que ni respirara.

Me sonrojo, trago saliva, ¿acaso no le habrá gustado? Está mirándome como años atrás, como aquel momento mágico que vivimos. Solo me quedo en mi sitio, estoy nerviosa, mis ojos solo la miran, mi cuerpo no responde a mis órdenes.

Ella se para y camina suave hacia mi dirección, y yo no sé qué hacer. Ese brillo en sus ojos, lo reconozco. Y lo echo tanto de menos, debo admitirlo.

-Te has convertido en la mejor bailarina que nunca antes había observado. –Soltó sin más sonriendo.
-Bueno, gracias. –sonreí y seguíamos sosteniendo nuestras miradas.
-Quisiera… -Dijo mordiéndose el labio inferior y yo trague saliva.- Que mañana repitas la coreografía junto a los bailarines que supongo ya elegiste. –Suelta mirando al suelo-

Narra Malú:
Me afirmo en un taburete que estaba al lado. Qué patética escena estoy dando. Debo admitir que verla bailar lo único que hizo fue derretir el tempano de hielo en el que pensé que me había convertido. Me siento una niña tonta delante de ella. Pero ya no soy esa niña, y lo único que hizo fue demostrarme su sensualidad al bailar y dejarme KO, y vaya que lo logro.

-Sí, ya están seleccionados. –Dice acercándose y me sonroje- Disculpa, estas afirmada sobre mi toalla.
-Sí, si disculpa. –Dije apartándome- Bueno, mañana a las 21, será la práctica y la observare. –Solté mientras observaba mi móvil.
-Vale, pero no me dijiste si la coreografía te gusto, si te parece bien relacionada con la letra de la canción, ni nada. –Soltó secándose la cara.

La mire y me quedo mirando unos instantes. Su mirada es tan intensa hasta cuando no se lo propone. No podía dejar de mirarla, no sé si será porque recordé el último baile y lo que sucedió entre las dos, o porque ahora mismo estamos en un sitio similar las dos solas. Debía irme de ahí cuanto antes.

-Si me gusto. –Respondí seca, esquivando su mirada- Nos vemos mañana, a las 21, no lo olvides. Y que todos sean puntuales, por favor. –Dije saliendo del sitio-
-Entendido. Buenas noches Malú. –Contesto de manera borde.

Soltó a mis espaldas, me detuve al llegar a la puerta, volví mi mirada a ella, y estaba cogiendo su mochila y sus cosas. Y decidí salir de allí.


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Continuara...