Narra
Natalia:
Los días
transcurrieron bien. Malú casi no iba a verme en los ensayos y eso me parecía
extraño ya que se interesa por saberlo todo, pero no es algo que me haya
quitado el sueño a decir verdad. Decidí aceptar el trabajo por mi chica, ya que
pensó que quedarme aquí ayudaría. Con Andrea teníamos poco tiempo juntas,
nuestros horarios eran de no coincidir. Yo trabajaba y ella lo tenía libre y
viceversa. Hasta hoy, que al fin cambió todo, y cuando os digo todo, me refiero
a eso mismo. El punto es que todo iba bien…o eso al menos creía…
En la
empresa MLS Records…
-Esta noche
iremos a cenar a un lugar muy bonito y acogedor mi amor –Suelta Andrea,
irrumpiendo en mi oficina-
-Vale cariño
–Respondí sonriendo- Contigo a donde sea, lo sabes –Dije levantándome de mi
escritorio y dirigiéndome a mi chica-
Me toma de
la cintura y poso mis manos en su rostro y la beso.
-Amor aquí
no debemos… -Dice y la vuelvo a besar-
-¿Quién lo
dice? –Digo desafiante sonriendo-
Ella sonríe
y con más confianza me arrincona contra el escritorio. Debo admitir que me
excitaba pensar que estábamos en una habitación, solas y afuera había miles de
personas trabajando alrededor de nuestra oficina.
Narra Malú:
Anoche lo
pasé fatal. Enciendo el tercer cigarrillo de la mañana y miro por la ventana. Y
comienzo a recordar lo que sucedió anoche.
Verónica y
yo salimos a beber unos tragos, hacia días que no nos veíamos. Ella era mi
amiga y algo más en ocasiones… Y llegamos a casa entre risas.
-Oye te veo
muy tensa últimamente, ¿hace cuánto que no te reías así, ah? –Dice observando
mientras me quitaba los tacones-
-Uff
bastante, mucho trabajo últimamente… -Digo mientras tomo asiento en el sofá-
-Venga te haré
unos masajes –Dijo poniéndose detrás de mí- Te he echado de menos estos días
que no te vi…
Soltó
mientras me masajeaba la espalda, vaya que lo necesitaba. Yo solo sonreía con
los ojos cerrados, necesitaba esto, ni tiempo de ir a un spa tuve estos días.
Pero mantenerme ocupada ayudó a no tener en cuenta las acciones de Natalia.
-También yo,
¿eh? –Dije y ella se detuvo- ¿Qué sucede? ¿Porque te detienes? –Protesté-
-No sabes
mentir… -Dijo sentándose bien a mi lado- Sea lo que sea que te suceda es algo
que te está reprimiendo por dentro, y prefieres evadirlo con trabajo y así te
va…
-Que va…
Realmente esta semana hubo mucho trabajo y… -Me interrumpe besándome
apasionadamente-
Le
correspondo, acaricio su cuello mientras nuestros besos se intensifican, baja
sus besos a mi cuello y me dejo llevar, hasta que cojo su cara para besarla
otra vez y me detengo… intenta besarme y le hago la cobra.
-¿Qué
sucede? –Pregunta extrañada ante mi reacción-
-Nada solo
que no puedo… -Dije apenada- Estoy…
Pensaba que
mentir pero no se me venía nada en mente…
-¿Con tu
regla? –Soltó curiosa ante mi mudez-
-Sí. –Mentí-
Estoy mala, la verdad –Dije tocándome el cabello-
-¿Pero no te
venía a fin de mes?
-Pues sí,
pero se adelantó… ¿Oye quieres un poco de vino? –Dije cambiando el tema-
Lo cierto
fue que cuando la miré anoche no la vi a ella, a Vero, sino que vi a Natalia,
mi ex. El sonido de mi móvil me vuelve a la realidad. Lo ignoro, pero no dejo
de pensar en Natalia. No puede ser esto. La supere, ¿porque otra vez está
atormentando mi mente? Con la excusa de preguntar cómo van los ensayos me
dirijo a su oficina y antes de abrir la puerta, escucho algo detrás de la
puerta.
-¿No era que
no debíamos hacer ciertas cosas cariño? –Dice Natalia-
-Ya… ¿Me vas
a decir que no quieres? –Es la voz de Andrea-
Madre mía, ¿cómo
pueden en la oficina estar así? No puedo quedarme con la duda, miro por el
cerrojo y veo que solo están besándose. Mi imaginación había volado más de lo
que debía. Decido golpear la puerta y abrirla sin más. Se separan rápidamente y
se hacen las distraídas.
-Malú, iba a
llevarte unas carpetas que recién llegaron para ti –Dice Andrea simulando-
Como para no
ver semejante chupetón que adornaba su cuello. Natalia estaba más roja que una
tapa de coca cola.
-Qué bueno
que ya llegaron –Dije sonriente- Pues me las dejas en la oficina cariño, ahora déjame
a solas con Natalia que debo hablar con ella.
Andrea se
retira, cierra la puerta y Natalia se digna a formular palabra.
-Si vienes
por los ensayos, ya fueron realizados –Dijo con seguridad-
-Pues sí,
por eso venia. ¿Porque más? –Pregunté a lo guasa directamente mirándola a los
ojos-
Narra
Natalia:
¿Qué le
pasa? ¿Encima que prácticamente me arrebató a mi novia para tenerla esclavizada
con su trabajo, irrumpe en mi oficina y además se porta borde?
-Mira si has
tenido un mal día, no te la agarres conmigo, ¿vale? –Lo solté sin más-
Me mira
apenada, lo noto.
-Vale
disculpa… Entonces genial que eso haya resultado. Te traía una carpeta donde
hay cosas que te pueden interesar.
Se acerca al
escritorio, y se le cae el bolígrafo y las dos vamos a levantarlo y es
inevitable que crucemos miradas, y que su mano y la mía entren en contacto.
-Lo siento…
-Decimos las dos al unísono y reímos de nervios-
Nos
incorporamos y tomamos asiento en el sofá de la oficina. Y empezó a hablarme
del contenido de esa carpeta pero no me importaba. Hablaba y me miraba poco,
pero hace un momento sus ojos estaban muy fijos en los míos como gritándome
algo más, pude sentirlo. Escribía unas cosas mientras me hablaba.
-¿Me has
entendido? –Repreguntó y asentí con la cabeza mintiendo- Vale hoy me vas a
acompañar a una reunión que debemos hacer en Sevilla con unos inversores…
-¿En
Sevilla? ¿Pero hoy, a qué hora? –Dije con mis ojos como platos-
-Mira surgió
de repente, yo iba a ir con Andrea, pero a última hora llamaron a Andrea para
cubrir otro sector de la discográfica en mi nombre ya que no estaré aquí por 3 días…
Y los gerentes de diseño y marketing dijeron que sería mejor ir contigo así le
explicas bien esta nueva incorporación de tus bailarines a la discográfica
-Vale. Bueno
pues, debo preparar las maletas entonces. ¿Solo iremos tú y yo?
Sonrió y eso
me inquieto.
-Sí, es un
viaje de negocios Natalia, así que te dejo que debo ir a preparar la maleta
también.
Y se fue.
Dejó su bolígrafo sobre mi escritorio. Hablé con mi chica y me comprendió como
siempre aunque…
-¿Oye cuando
fue la última vez que estuvimos como pareja feliz? –Me preguntó-
-Creo que
era antes de que me incorpores a tu empresa cariño mío –Solté irónicamente-
-Ya… Solo
quería tenerte más cerca y conmigo, sin que te vayas a Italia
-Lo sé amor
–Dije abrazándola- Daria lo que sea por volver el tiempo atrás y no haber
aceptado esto… Tu jefa nos llena de trabajo, y por más que ella sea una soltera
aburrida… -Me interrumpe-
-No seas así,
mi jefa es un amor de persona, es muy maja conmigo y no está sola, por más que
no enseñe su pareja, los rumores dicen que se lo pasa en grande –Suelta entre
risas y eso no me gustó-
-¿Ah sí? ¿Y
con quien se supone que esta de pareja? –Pregunté tomando asiento en la silla,
mientras ella acomodaba unos papeles en el escritorio-
-Dicen que
con Esteban, el jefe de marketing… En varias ocasiones los vi juntos, cenando,
en otras vi cómo se retiraban juntos de la oficina, pero ellos no blanquean su
relación. –Dice mirándome fijo- Natalia, creo que ya es tiempo que avancemos…
-¿Que
avancemos con que cariño? –Dije algo aturdida luego de esa información-
-Que nos
casemos, formemos una familia, quiero tener hijos contigo… -Suelta con ilusión
y me pilla desprevenida-
-Cariño ya
hablamos de esto y no es momento… -Me interrumpe-
-¿Y cuando
es el momento? ¿Cuándo será el momento? –Dice y se pone de pie dirigiéndose
hacia a mí- Hace un año atrás me dijiste que dentro de un año podríamos casarnos.
Pasó un año.
-Sí, pero no
pensé que estuviésemos metidas en esta vorágine –Solté fastidiada-
Detesto que
Andrea me ponga condiciones. Pero tenía razón, solo que hace un año atrás no
pensaba que me iba a cruzar con Malú.
-¿Vorágine?
–Pregunta sorprendida- Las dos estamos trabajando en la misma empresa. ¿A eso
le llamas vorágine?
Tenía razón,
la que estaba viviendo en una vorágine de sentimientos encontrados era yo. No,
ella. Por primera vez me di cuenta, que mis sentimientos hacia Andrea estaban
tambaleando. Y no quiero sentirme así.
-Mi amor,
disculpa. Tienes razón, solo que… -Suspiro y ella me mira decepcionada-
Comprende que me es muy difícil haber aceptado este trabajo, yo tenía todo en
Italia y solo tú me faltabas allí. Vine a Madrid con un propósito y era
llevarte conmigo. Y nada salió como lo esperaba… Te quiero…
-Creo que
tus palabras lo han dejado claro cariño… -Dice dándome la espalda- Al decir que
nada salió como lo esperabas…
-Andrea, te
quiero pero entiende que no es el momento para proyectar esto. Eso no cambia el
hecho de que te quiero de verdad –Dije acercándome-
Se da la
vuelta y me mira con sus ojos vidriosos.
-Me quieres,
pero no quieres formar una familia conmigo…
-Claro que
quiero tonta –Dije intentando abrazarla pero me esquiva-
-Siempre
hubo un pretexto para no dar el siguiente paso. –Dijo alejándose de mi- Salimos
hace 5 años, pasamos por todo. Creo que lo que pido no es nada alocado… -La
interrumpo-
-¿Y si te
pido que renuncies a tu trabajo y que regresemos a Italia y formemos ahí
nuestro hogar, nos casemos y tengamos hijos, tu que me dirías?
Me miró
sorprendida.
-Sabes que
no podría renunciar a mi trabajo… Y tampoco me iría así, sin más. Aquí tengo a
mi familia y amo mi trabajo.
-Entonces es
clara tu respuesta, tampoco lo aceptarías. Con la diferencia que te comprendo.
Pero te recuerdo que solo vine para pasar tiempo contigo, y porque tú me lo
pediste acepte trabajar aquí… -Me interrumpe-
-Pensé que…
-Dejé mi
academia en Italia, lo único que tengo, para venir a por ti. Y no lo ves…
-Tienes
razón… Te estoy exigiendo mucho para lo poco que te doy…
-No, no dije
eso. Solo que… Creo que no estoy preparada para hijos aun…
-Vale.
–Suelta mirándome- Creo que será mejor
tomarnos un tiempo…
-¿Qué? ¿Un
tiempo? No tiene sentido lo que dices.
-Las dos no
estamos dispuestas a renunciar a ciertas cosas por la otra. Sera mejor que
aclares lo que quieres. Yo tengo claro que te quiero con locura, y quiero
formar una familia contigo. Pero si tu no estas dispuesta a ello…
-Ya veo…
El enojo y
frustración que sentía en ese momento iban en aumento. Me sentía mal, la amo
pero no soporto sus condiciones. Salvé su trabajo y me arrepiento, me metió en
esta estúpida empresa donde fui a encontrar a la persona que tanto amé en el
pasado y…Ahora mi presente se ve congelado por “un tiempo”.
-Bueno
supongo que no me quieres en tu departamento.
Me mira y no
me dice nada. Solo traga saliva, y se seca una lágrima.
-Créeme que
no quiero hacer esto –Dijo acercándose- Pero es que míranos. Tú no piensas lo
mismo que yo
-No hace
falta añadir más Andrea. –Dije acariciando su mejilla- Ya está. Me quedaré en
lo de mi amiga Pastora o en un hotel, ya veré.
Me dirigía a
salir por la puerta y me detiene.
-Toma estas
carpetas, las necesitaras en la reunión de Sevilla
Admiro su
frialdad cuando se trata de trabajo. Cojo las carpetas, me dirijo a mi oficina,
elaboro una carta de renuncia. Me dirijo a la oficina de Malú y no estaba,
decido dejarle las carpetas y la nota sobre el escritorio. Me dirijo al
departamento de Andrea y comienzo a hacer las maletas y a los minutos suena el
timbre.
Abro la
puerta y flipé.
-¿Malú que
haces aquí? –Pregunto y ella se invitó a pasar sola.
-Andrea me
dijo que estarías aquí. No puedes renunciar, has firmado un contrato por 3 años
hace unos días, debes cumplir las normas y clausulas –La interrumpí-
-Sino habrá
problemas legales lo sé. ¿Sabes qué? –Dije cerrando mi maleta en el salón-
Tengo a mi disposición al mejor bufete de abogados de toda Europa –La miré- Eso
no es una preocupación para mí.
Ella entró
en pánico ante mi respuesta tan al pasar.
-Entonces ¿porque
armas tus maletas?
-Porque me
voy y no me interesa nada –Me cogió del brazo y la miré-
-Te pido por
favor vengas conmigo a Sevilla, mi empresa necesita de inversores y esta es una
oportunidad única y con tu trabajo asombrarías a estas personas y ayudarías a
la economía de mi empresa… -La interrumpí.
-¿Y quien piensa
en mí?
Estaba
dolida, enojada, decepcionada de mi misma.
-Deje todo
por estar cerca de Andrea y luego apareces tu… Pidiéndome lo mismo, que salve tú
trabajo… ¿Y quien me salva a mí? ¿Ah?
Ella me
abrazo y me sorprendí.
-Ayúdame
esta vez y te prometo que puedes volver a Italia y nunca más te pediré más
nada.
Dijo sin más
y se aleja unos centímetros y me mira.
-Hazlo por mí.
–Dijo con su voz suave y me regaló una sonrisa.
-¿Tan mal
esta la economía de tu discográfica aquí en España?
-Pff te enseñaré
los papeles cuando te pase a buscar, en una hora en la oficina, y veras.
–Suelta alejándose de mí- Te espero en una hora en la empresa, ¿vale? –Dice
mirándome, desde la puerta.
-Ahí estaré
5 minutos antes –Respondí sonriendo.
Ella sonrió
y seguido de un “Gracias” cerró la puerta.
Narra Malú:
Y así fue,
ella llegó antes que yo a la empresa. Se montó en mi coche y puse el GPS
marcando nuestro destino, mientras la radio nos acompañaba con música. Tenía
curiosidad por preguntarle porque hacia maletas cuando llegue. Pero por lo poco
que me dijo me dio la impresión de que discutió con Andrea. Le enseñé los
papeles de la situación que atraviesa la empresa.
-¿Entonces
es responsabilidad de Andrea esto? –Preguntó preocupada.
-En parte sí.
Pero todo porque ella no decide las cosas por si sola y se deja convencer por
alguien más…
-¿Por quién?
-Gloria, mi
secretaria. Ella tiene grandes aspiraciones, es ambiciosa. Quiere liderar mi
empresa, lo sé.
-¿Y gente así
tienes a tu lado? En tu lugar la hubiese despedido.
-No puedo.
Gloria estuvo desde el inicio, trabajó duro para ascender. Pero si es cierto
que su ambición nubla su razón. Y eso noté cuando viajé a Argentina y dejé el
mando a Andrea.
-¿Hablaste
con Andrea sobre ella? ¿La previniste?
-Claro que sí,
es mi amiga primero que nada. Espero que esta vez me haya escuchado y ponga más
atención.
-Seguro que
lo hará, ella para su trabajo es muy eficaz… -Dijo sin más.
Luego de un
rato de viaje, irrumpe la canción de cadena dial.
Narra
Natalia:
-Muy bien
Malú... ¿Y este es el camino más corto?
-¡Basta ya!-
Golpeó varias veces el volante del coche-¿Qué iba a saber yo que iba a
llovernos también?
-¿Llover?
Estamos en medio de una tormenta...
Me crucé de
brazos y desvié mi vista hacia el paisaje. Hubo unos momentos de silencio. No
eran incómodos. Pero seguía enfadada. Ella se mantenía en silencio, tarareando
las canciones que iban sonando por la radio. Sonreía de vez en cuando, cuando
sonaban canciones que habían salido de su discográfica. Su ego siempre fue así.
Ella misma sabía que no había productora musical mejor que ella en el país.
-Bueno...-Empezó
a hablar-Ya sabes lo que dice el dicho: “La lluvia en Sevilla es una maravilla”
Seguido de
eso soltó una carcajada que a mí me contagió. Intenté conectar mi mirada con la
suya pero sus ojos estaban resguardados por sus gafas de sol tipo aviador.
Tras varias
horas decidimos parar en un hotel. La lluvia iba empeorando cada vez más y
conducir así podría ser un problema.
-Señorita
Sánchez.-La recepcionista en seguida la identificó.
Siempre me
contó que Sevilla era uno de sus lugares favoritos del país. Y debido a su fama
como productora era normal que ciertas personas la reconocieran.
-Buenas
noches.-Contestó de manera agradable.- ¿Podría facilitarnos dos habitaciones?
por favor.
Las dos
íbamos caladas hasta los huesos. Necesitábamos con urgencia una ducha de agua
caliente.
La
recepcionista tecleó algo en su ordenador. Malú la miraba sonriente. Siempre
tan educada...
-Lo siento,
nada más que nos queda una habitación libre.
La sonrisa
que antes lucía se esfumo al escuchar las palabras de la mujer.
-¿Está usted
segura?-Preguntó.
-Segurísima.
–Respondió la recepcionista.
La escuché
bufar. Sé que no quiere pasar tiempo conmigo. Pero no hace falta que lo
manifieste de esa manera.
Malú palpó
los bolsillos de su pantalón hasta dar con su cartera. Con mis ojos abiertos de
par en par seguí sus movimientos.
Sacó de su
cartera un billete de 50€ y se lo extendió a la recepcionista.
-¿Cómo se
llama?-Preguntó la madrileña.
-Susana.
-Bien,
Susana, ¿qué le parece si vuelve a mirar en su ordenador? Seguro que hay dos
habitaciones libres y usted no se habrá dado cuenta.-Dijo dejando el billete
justo al lado de la mano derecha de Susana.
-Se está
equivocando, señorita Sánchez, no le doy dos habitaciones porque no quiera,
sino porque no nos quedan.-Dijo de manera seria mientras le devolvía el billete.
Puse mis
ojos en blanco. ¿Qué se piensa Malú?
Me acerqué
hasta ellas y apoyé mis brazos en la barra.
-Susana, si
es usted tan amable, ¿podrías darnos la habitación libre?
La
recepcionista me sonrío de manera educada, volvió a teclear en su ordenador y
antes de marchar dijo:
-Señoritas,
voy a por la llave, vuelvo en un segundo.
Cuando
Susana salió de nuestro campo de visión me acerqué a Malú.
-Siempre me
haces quedar en ridículo... ¿Qué haces sobornando a una simple recepcionista?
¿Qué piensas? ¡Estás loca!
-No es
sobornar, es animar a que busque bien.
-¿Tú te
estas escuchando?
Las dos
discutíamos susurrando. Por las escaleras bajaban familias felices. Niños
correteando por la entrada en busca del comedor. La hora de cenar estaba a
punto de llegar y mis tripas lo notaban.
Susana llegó
por fin con nuestra llave. Juntas caminábamos por las escaleras en busca del
ascensor. Nuestra habitación estaba en la sexta planta y ninguna de las dos
teníamos ánimos de subir andando.
Cuando abrí
la puerta de nuestra habitación Malú se quedó fuera.
-¿Te vas a
quedar ahí toda la noche? –Pregunté, mientras me crucé de brazos y le levanté
una ceja.
Como si
fuese la primera vez que compartimos cama.
-¿Qué clase
de cortinas son esas? –Suelta frunciendo el ceño.
Paseaba toda
su mirada chocolate por todo el cuarto. La verdad que no era un lujo. Apenas
una televisión de esas antiguas y un mini bar decoraban la fría habitación. Las
cortinas iban a juego con las sabanas de la cama. Malú tenía razón, eran
horribles.
Tras
suspirar varias veces se adentró en la habitación tirando su maleta encima de
la cama. Me miró directamente a los ojos y llevó su brazo derecho tras su
espalda.
-¿Qué
pasa?-Dije al ver que no decía nada.
-Piedra,
papel o tijera, a ver quién se ducha antes.
No podía
creer lo infantil que podría ser. Siempre solucionaba los problemas con ese
dichoso juego.
-1, 2,
3-Contó mientras descubría su mano tras su espalda.
Siempre se
me dio mal jugar a esta clase de juegos, siempre perdía.
-Lo siento,
pequeña saltamontes, pero la ducha es mía. –Soltó de manera picara.
Ella abrió
su maleta y sacó unos pantalones negros, unas botas tipo militar con una
camiseta gris. Todo bastante informal. Me había acostumbrado a verla arreglada
que había pensado que la Malú de la cual un día me enamoré había desaparecido.
Tardó en
ducharse media hora. No me sorprendió, pero me aterraba que agotará toda el
agua caliente, pero no fue así, disfruté de cómo se iba calentando cada parte
de mi piel.
Apoyé mis manos en la pared y dejé que el agua cayera por mi nuca.
Aproveché para pensar. Lo primero que se me vino a la mente fue el primer viaje
que hice con ella, con Malú. Fue a Sevilla, me llevó allí porque me dijo que
una persona no era persona hasta que no viera Sevilla de noche, y la verdad que
tenía razón, hay cosas hermosas y luego esta Sevilla de noche.
Por otro
lado me odié por ello, debería de pensar en Andrea, discutimos, había salido a
relucir la frase “debemos de tomarnos un tiempo” y parece que a mí no me afecta
en nada. Debería de estar devastada, debería de pensar en cómo solucionar las
cosas con ella y no pensar en mi primer viaje que hice con mi ex novia.
Un ruido
hizo que me sobresaltara. Malú había llamado a la puerta.
-Mmm,
Natalia, ¿estás bien?
Perdí la
noción del tiempo. Cerré el agua y contesté.
-Sí, todo
bien, salgo ya.-Dije lo bastante fuerte para que ella me oyera.
-Tengo
hambre.-Fue lo único de dijo antes de escuchar sus pasos alejarse de la puerta
del baño.
Salí de la
ducha con cuidado. Cogí una toalla y la enrosqué en mi cuerpo, con otra me
entretuve en secar mi pelo largo. Cuando terminé, me miré al espejo y me
sonreí. Yo debía levantarme la moral. Si Andrea quería tiempo, tiempo iba a
tener.
Me vestí con
cuidado, en el baño no había mucho espacio de movilidad. Me puse mis pantalones
vaqueros, con una camiseta negra y mis botines del mismo color. Me maquille
suave, no era una cita, no era una reunión, hoy era una noche que no debía de
ocurrir pero ocurrió.
Salí del
baño, Malú me esperaba sentada en la cama con las piernas cruzadas. Noté como
su mirada me repasaba de arriba abajo. Mis rodillas temblaron. Aclaré mi
garganta llamando la atención de mi jefa.
-¿No tenías
hambre?-Pregunté.
Continuará...
---------------------------------------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario